Los niños pequeños con dolor de muelas y/o infección deben ser tratados a cualquier edad, lo que a menudo significa que hay que administrarles un anestésico general o un sedante. Hay muchas explicaciones para esto, por supuesto.
Sin embargo, lo primero que se debe saber es que cualquier operación dental requiere que el niño esté completamente inmóvil, ya que puede haber mucho que realizar en la boca y es esencial que no se mueva.
Es por ello, que el uso de anestesia en niños es imprescindible en muchos de los casos para lograr que no haya ninguna complicación.
¿Quieres saber más sobre la anestesia dental en niños? ¡Te lo contamos todo a continuación!
¿Para qué sirve la anestesia dental en niños?
Como ya hemos mencionado, la anestesia oral en niños está dirigida a desensibilizar una parte específica de la boca para que el médico pueda operarla.
La anestesia local inyectable se utiliza para operaciones médico-quirúrgicas básicas, como las que se pueden realizar en la cirugía oral o para la curación y reparación de heridas. En el tratamiento pediátrico, dependiendo de la edad del niño y de la operación que se vaya a realizar, suele ir acompañada de una sedación para que el niño esté lo más seguro posible.
El dentista solo puede administrar anestésico local. Tras este, tu hijo puede tener ciertas limitaciones para comer. Estas limitaciones suelen durar poco tiempo debido a que el anestésico se elimina del cuerpo en cuestión de pocas horas.
Sedación y anestesia dental en niños: conoce tus opciones
Dentro del ámbito odontológico, pueden darse diversas formas de sedación. Entre ellas, las más comunes son:
Anestesia local
Esta es la técnica más utilizada en odontología para desensibilizar las diferentes áreas de la boca donde se va a intervenir.
Este tipo de anestesia puede aplicarse en cualquier tratamiento que derive dolor o molestia, como puede ser el caso de empastes dentales, extracciones, implantes, endodoncias o incluso en un tratamiento de higiene dental si fuera necesario.
En odontopediatría, la anestesia local varía tanto en la dosis como en el tipo de anestésico, ya que hay que tener en cuenta aspectos fisiológicos del niño como es el caso de su peso.
Por otro lado, hay ciertos factores en los que no se recomienda la intervención con este tipo de anestesia, puesto que puede crear distintos problemas al paciente. La infección en la zona de la punción es un ejemplo de ello, siendo necesario combatir antes la infección mediante la toma de antibióticos. Otros casos donde no es aconsejable, es si el niño padece de hipertiroidismo descontrolado o alergia.
Anestesia general
El niño duerme completamente bajo anestesia general y no experimenta ninguna molestia. Anestesistas especialmente cualificados prescriben los medicamentos y controlan al niño mientras un dentista o cirujano oral independiente realiza una operación dental o quirúrgica. La anestesia dental en niños puede realizarse en una cirugía oral especialmente equipada, en un centro quirúrgico ambulatorio o en un hospital.
Sedación leve con óxido nitroso
Este tipo de anestesia o técnica no necesita de un anestesista y puede ser utilizada por un dentista general, ya que es un sedante suave y menos intrusivo. Generalmente se le conoce como «humo de la risa» u «óxido nitroso». Los niños lo toman a través de una mascarilla para coger un poco de aire, es decir, lo inhalan. No necesariamente se duermen, pero la mezcla de estos gases permite que la mayoría de ellos estén más relajados.
Spray, crema o gel anestésico
Este tipo de anestesia se usan sobre todo para relajar o adormecer la zona a tratar.
Sirve sobre todo para que el “pinchazo” de la aguja con el posterior anestésico pase más desapercibido y sea menos molesto.
Efectos secundarios de la anestesia dental en niños
Los efectos secundarios de la anestesia mandibular en niños son poco comunes y normalmente incluyen molestias en el lugar de la inyección, hinchazón, inflamación o daños en los vasos sanguíneos.
Durante la anestesia local dental en niños puede producirse picor o urticaria. Los signos específicos pueden ser más graves y pueden aparecer antes en niños con dermatitis atópica, psoriasis o eczema. En comparación, la absorción en estas situaciones es mayor que en la piel normal.
Son muy poco frecuentes los casos extremos tras la aplicación de anestésicos locales que se atribuyen a la acumulación de toxicidad. En estos casos, se derivaría a ámbito hospitalario donde estaría supervisado por un anestesista.
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